Hoy he terminado de leer "Nosotras vinimos tarde" de Elisa Coll, me ha gustado mucho y también me ha parecido intenso.
Bueno, más bien me ha parecido intensa la protagonista.
Me pasó lo mismo hace pocos días viendo el anime yuri "Whisper me a love song", que pensé: joe, qué intensas.
Y yo fui así. Fui una intensa. Una exagerada a la hora de expresar y vivir mis emociones. Esa que componía una canción y luego la mandaba, aunque cantase fatal. La que escribía un poema de que se moría por ti. O la que escribía una carta de amor que nunca llegaba a enviar.
Pero ya no.
Ya no sé si he dejado de ser una intensa o he dejado de sentir.
Por eso de que estoy desconectada de mis emociones y las evito.
Estoy en ello, en proceso de reconectar, de identificar, pero la verdad es que no sé si quiero volver a ser tan intensa.
Voy sacando conclusiones según escribo esto, sin tener nada claro.
Supongo que sí siento, que nunca he dejado de sentir, pero dolía tanto que le apagué el significado. Ya no quise ponerle acciones ni palabras, quise enterrarlo.
Y ha pasado como con ese parque de Madrid justo antes de llegar con el AVE, que son todo montañitas verdes y lo que hay debajo es basura sepultada.
Ojalá perderle el miedo a sentir y volver a ser una intensa.